Fue un 23 de Enero

Era la dama perfecta,
sin error cuando la crearon,
una mujer muy selecta,
hasta que su corazón cambiaron.
Golpe tras golpe en la vida,
padeció por su inocencia,
y así, plenamente adolorida,
a nadie pidió clemencia,
Cayó hasta lo más profundo,
de los placeres malsanos,
y no hubo nadie en el mundo,
que le tendiera la mano.
Con el alma casi muerta,
un día llegó hasta mi puerta,
contando un historia cierta,
de una vida por demás desierta.
Al tomarla de la mano,
como si fuera el hermano,
que siempre estuvo lejano,
con sinceridad me dijo . . ,
- busco a un ser humano:
- Busco a un ser humano,
que me devuelva el aliento,
que le entregué a un cortesano,
sin medir mi atrevimiento.
Si lo encuentro le daré,
mi corazón y mi vida,
a él me abandonaré,
mi vida será su vida.
Si eres tú, el ser buscado,
te entregaré mi cariño
y un amor apasionado,
que hará caer mi corpiño.
Y entregándome completa,
sin reservas ni temores,
podré vivir ya contenta,
aunque por dentro me ignores.
Sin pensarlo de momento
siendo yo buen caballero,
le brindé el alojamiento,
un día 23 de enero,
que con pasión lo recuerdo.
Pasaron trescientos días,
se va cumplir casi un año,
soportando habladurías,
de una sociedad que engaño.
Faltan sólo ya dos meses,
para estar en navidad,
y celebrar con paveses,
una muy bella amistad.
Pero algo en mi alma yo siento,
no lo he podido expresar
y es un total aislamiento,
porque amor le quiero dar.
Pero el miedo me lo impide
por la alegría que muestra,
que tal si mi amor reincide
aquella época siniestra.
Que tal si le digo: -"te amo",
que todo el año a su lado,
ni siquiera la he rosado,
siendo lo más anhelado,
olvidar aquel pasado
Tendré que agarrar valor,
¡que la quiero!, he de decirle
y aunque me mate el dolor,
buscaré que sea factible
que me vea con amor.
Si respondiera que si,
gracias daría a mi Dios
y esos labios carmesí,
que besos yo le pedí,
serán desde hoy frenesí.
Y vivire eternamente
agradeciendo al destino,
que aquel 23 de enero
la haya puesto en mi camino.