Siendo yo un cachorro juguetón, que poco de la vida conocía.
Mas no hubo de pasar un largo tiempo,
para entender lo que en la mía ocurriría. Seis meses mas para aprender, que siendo tú,
mi amigo mas querido, no era lo mismo tu cariño por mí.
Dicen de siempre... que el perro,
es el mejor amigo de los hombres,
y por mí mismo asi lo siento yo,
mas por desgracia no soy correspondido,
del
hombre que por amo me tocó. Siendo pequeño dormir al raso tuve, frío y calor hube de soportar, y si mis quejas a mi amo llegaban,
con una caña me hacia a mi callar.
Yo lo miraba con carita de pena, quise decirle que no me diera mas,
que no eran palos lo que necesitaba, solo cariño y un poco de amistad. Pero mi amo a mi no me entendía, solo pensaba que yo era un animal,
al que se educa a base de buen palo, no con caricias y buena voluntad.
Pase dos años sufriendo aquel tormento,
tan largo tiempo con un hombre brutal,
que me quería tan solo como guarda,
sin importarle nada de lo demás.
Que triste noche aquella de aquel día,
en que un ladrón su casa fue a robar,
y no hice nada, nada para impedirlo,
porque el ladrón antes de entrar en casa,
tiró de mi correa, y de un tronco muy grueso, sujeto me hizo estar.
Terrible encuentro con mi amo querido,
al ver abierta la puerta de su hogar,
y contemplarme junto al tronco tendido,
muerto de miedo, temblando sin cesar.
Hacia mi vino... con un palo en la mano,
y un garrotazo en mi lomo estallo,
y fue la gota con que colmo mi vaso,
pues desde entonces, soy perro callejero...
sin mas amo que yo.
J.G.L.
Un beso hasta el cielo Beatriz