Al igual que nuestras vidas,
este amor es sólo un sueño,
un sueño maravilloso,
un sueño ideal, delicioso,
pero sólo temporal.
Un sueño que ha de durar
tan sólo hasta el tiempo en que
una de nuestras dos vidas
se apague, al igual que un foco;
los sueños duran tan poco,
sin poderlo remediar.
Pero aunque sólo sea un sueño,
aunque yo no sea su dueño
ni nuestro amor inmortal,
quiero vivir este sueño
hasta su último minuto,
sin perderme ni un segundo,
amándote hasta el final.
Cuando despierte del sueño
de este amor, en la otra vida,
me recordará la herida
de tu ausencia ese pasado
en el que, al menos, te he amado
con ternura sin igual.-
Eduardo Ritter Bonilla.