En el banco que esta frente al que yo me encuentro sentado se encuentran tres individuos. Dos de ellos se conocen, y se hacen llamar “sabios” y se la pasan debatiendo cualquier tema por largo tiempo. El otro individuo es un joven común y corriente que solo se ha sentado ahí a escribir o a dibujar, no sé, algo hacia en una libreta y con un lápiz. Ahora, quiero compartir esta escena con ustedes, para que opinen. Todo comienza cuando uno de los sabios le pregunta al otro: “¿qué tema me traes hoy para debatir?” El segundo piensa por unos instantes y le dice: “el tema es “Sueños”. ¡Ohh!, dijo el primero, y pregunto: “¿y que sabes tú de sueños?” A lo que el segundo contesto: “nada”. El primero, extrañado, le pregunta: “¿si sabes nada, entonces que sabes?” Y el segundo responde: “pues se todo lo que no sea nada”. El primero lo mira con superioridad y le dice: “éstas hablando incoherencias”. “Si, es cierto, solo siempre y cuando “Nada” no sea algo”, respondió el segundo. En ese momento el joven que estaba sentado al lado de ellos dejo de hacer lo que estaba haciendo y les dijo: “Sin los sueños, “todo” en la vida seria “nada”. Vivimos de los sueños.” Uno de los sabios dijo: “que ignorante eres, no sabes ni lo que dices” y el segundo sabio prosiguió diciendo: “déjalo, no le hagas caso, no es más que un estúpido entrometido”. Después de presenciar esta extraña escena pensé para mi mismo: “Definitivamente la estupidez reta la sabiduría”.