EN UNA MESA DE CANTINA.

A una cantina en donde reinaba el bullicio,
en donde había siempre mujeres bellas
y seductoras, llegó un hombre que tenía
un solo vicio, que era ahogar sus penas
entre música, alcohol y los favores de ellas
Eh ! mesero, tráeme un tequila doble,
No! Mejor tráeme una botella!
pues esta noche quiero brindar
por los buenos recuerdos que viví con ella,
Que los mariachis se acerquen a mi mesa
y me toquen una sentida canción,
haber si logran abrir las rejas y sacar
a mi alma cautiva, de su prisión,
Ven, acércate mujer de cabellos color de trigo
y hermosos ojos azules color del mar,
acércate y alegra con tu figura mi corazón,
invítame al amor y ayúdame mis penas olvidar
Y dime muy cerca de mi oído
si alguien te ha querido, como la quise yo
dime si alguna vez te han traicionado a ti,
como me traicionaron sin piedad a mí,
Ven, bebe conmigo y no dejes de mirarme,
que tus bellos ojos me causan embeleso,
y con la calidez de tus labios extasiarme
con el dulce encanto del sabor de un beso,
Un beso para apaciguar mi encono
que me sirva de bálsamo para mi ansiedad
que ha probado el amargo sabor del abandono
y me ayude a derribar el muro de mi soledad
Escúchame y dime porqué, preciosa chiquilla
después de consentirla y amarla con locura
de entregarle por completo mi pasión
de cumplirle sus caprichos con premura
me abandonó sin ninguna explicación,
El hombre dejó caer la cabeza en sus brazos
para ocultar el llanto que brotaba de sus ojos,
mientras, ella le daba caricias de ternura
tratando de menguar un poco su amargura,
y cuando estuvo mas tranquilo, se levantó y dijo,
Brindemos! Sí, brindemos, alcen sus copas!,
hagamos esta noche larga, que yo invito
y aunque siento el corazón marchito
que el mariachi toque sus mejores notas!.
Autor de la Poesía: Gualberto Alcántara Olalde
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