De contenido arcano, magico y enigmático.
Una palabra que se ahoga en mi garganta crispada, en los latidos frenéticos de mi corazón y en mis pupilas empapadas. Una palabra con la que pudiera reemplazar la metáfora del geólogo, para decirte que quiero mostrarte una rica veta de oro que aflora en mi alma. Que tenga la más bella sinfonía del canto de las aves y la palidez estelar y romántica de la luna. Necesito una palabra providencial que me libere de la angustia con que me oprime y me acongoja el inclemente mutismo. Que lleve impregnada el néctar de la vida, aunque esté desbordante de ensoñaciones y de irracionalidades rayanas en lo paranoico. Que esté embebida de azahares y de esencias de magnolias, de nardos y alelíes. Que lleve consigo, en un cáliz tutelar, el misticismo vivificante de las divinidades celestiales. Que sea la aurora que disipe el asedio de la añoranza y la melancolía de la nostalgia. Que me lleve en alas de la fantasía yla ilusión, para guardarla en el sagrario augusto y solemne del alma. Que tenga la suave musicalidad de una lira mortecina y el eco adormecido de una letanía. .y la busco en mis delirios entre conjuros y sortilegios, en la deslumbrante y nocturnal constelación del firmamento, en la calina blanca, entre nubes tornasoladas, de grana y de topacio, de púrpura y turquesa. Porque la palabra que tengo, no lo dice todo, es escasa, exigua, insuficiente. Necesito una palabra cuya magnífica elocuencia, me permita expresarte mucho más que con el simple vocablo ¡¡Hijita!! Alfredo