El vecindario

En esta casa sobre ciénagas
con grietas por las que se puede ver el sol
y al mear la perra en el salón
se desliza, como tejado, a la vertiente del sofá.
Que cuando se levanta el vecino,
se le descubre al ir a por el café
y volver a sorber.
Que cuando es la hora de la telenovela
tengo el empeño en cerrar el receptor
cuando no soy yo el dueño de la programación.
Que cuando ponen música es sentida,
de etnia gitana,
Todos y cada uno de ellos se han ganado
un sobrenombre oculto.
Por eso me pregunto cómo me llamarán a mí
en este amigable vecindario.