Ya mi cuerpo te olvidó

¿Cómo puede ser que sigas presente si ya no te tengo en mi mente?.

Tan solo a veces, cuando la inercia me vence regresas. No pienso en ti y cuando pasas ya no te buscan mis ojos sino que se ocultan de ti como del sol huyen los topos.

Mis gotas de sudor ya no susurran tu nombre cuando descienden por mi piel a la pasión ni es el deseo quien me devuelve el calor de tu cuerpo o la felicidad de sentir tu respiración. Todas esas cosas ya mi carne las olvidó.

¿Cómo es posible que siempre termine escribiendo lo mismo sea o no sea esa mi intención?.


Se que te casarás con otro y vivirás una vida mientras yo sangraré otra.

¿Cómo es posible que, desterrada de mi vida, seas lo único que surge de cada papel al que me enfrento?.

Se que realmente no hablo de ti y que en el fondo tú no eres lo importante. Que fuiste tú como pudo haber sido otra. Se que lo que te hizo especial es lo que te di, lo que tuvimos y lo que creí que me dabas.


Te entregué lo que más valoro y te convertí en un tesoro. Se que es posible, llegado el día, darle eso mismo a otra y compartir. Creo que no podré volver a mirarte sin sufrir ni volver a escuchar tu nombre sin contener la respiración hasta que descanse mi amor en otro corazón.


Espero que cuando suceda esto pueda por fin sentirme cómodo en tu presencia; porque si me duele verte imagínate lo que me duele no hacerlo. Si me duele tener noticias tuyas imagínate lo que ansío saber de ti. Si me quiebro al pensarte más se esparcen mis pedazos al sorprenderme en tu ausencia.