La irrisoria existencia

¿De qué sirve luchar en esta vida
contra un huracán de fatalidades,
si la guadaña terrible con su acometida
devasta los cimientos de nuestras heredades?
¿A qué soportar con paciencia el dolor
del amor no correspondido
si un manto de tierra acre oprimirá
nuestro corazón podrido?
¿Por qué aguantar el yugo del deber,
por qué sufrir los achaques de la edad provecta,
si tras tanto resistir los infortunios y padecer
robará nuestras almas la muerte abyecta?
Nada quedará de nuestras triviales ilusiones
cuando el destino fatal llame a nuestra puerta.
¡Qué vana eres, irrisoria existencia!