La esperanza final

Cada día tu voz es más potente,
esa voz inefable que me llama.
Cada día mi vida, débil rama.
se desprende del tronco omnipresente.
Se me agotan las fuerzas de repente,
se reduce también mi panorama
y postrado y enfermo y en la cama
tu dictamen espero contundente.
Sólo espero que al fin de mi camino
Tú me esperes, Señor, como te espero
y te apiades de mí, benevolente.
He bebido tu sangre tras el vino
y he comido tu carne, reverente,
siendo siempre de Ti tu pregonero.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC