Busqueda Avanzada
Buscar en:
Título
Autor
Poesía
Todos
Ordenar por:
Mas recientes
Menos reciente
Más vistas
Defecto
Poema
La Poesia que ha intentado acceder no ha sido encontrada en nuestra base de datos, a continuación le mostramos una poesia aleatoria.
Categoría: Dolor

Canto a mi Enfermedad. Loa al Apóstol Santiago.

I. Días de Duelo y Llanto. 1.
Día veinticinco del tórrido Julio del Año Cuarenta.
En lo alto del Cielo, el Sol abrasaba la tierra reseca.
Se acabó una Guerra y empezaba otra, aún más cruenta.
Corrían los días y según corrían iba Yo creciendo,
Creciendo.y creciendo, pisándole al tiempo,
Con las impaciencias del Niño que era
Y tenía prisas por dejar de serlo.
¡Cómo si ser Niño acaso no fuera
Lo mejor del Mundo que uno ser pudiera!
Y así llegó el Día de Santiago Apóstol. El Patrón de España.
Para darle honra, España y su gente se vistió de Fiesta.
Se puso de Gala. 2.
Tenía doce años y caía Enfermo.
La Fiebre, subiendo, delirar me hacía.
Mi Cuerpo era un Ascua. La Frente me ardía.
Una Osteomielitis, mis huesos por dentro corroyendo iba.
Ya era sólo un Grito punzante y doliente que a piedad movía
A quienes quejarme, quejarme y quejarme, sin cesar, me oían
El Opio me daba los breves instantes que dormir podía.
Pero no eran Sueños los que yo soñaba. ¡Eran Pesadillas! 3.
Tenía doce años y caía Enfermo.
El Niño que era ya nunca en mi Vida volvería a serlo.
De él sólo me quedan amargos recuerdos,
Como los que deja todo Paraíso,
Cuando se ha perdido, y fue un día nuestro.
De entre mis Amigos, era yo el más fuerte.
Siempre que jugábamos, yo ganaba siempre.
No tenía envidia, pero envidia daba.
¡Qué bella que era para mí una Vida que tanto me daba!
Pero Dios no quiso que tanta ventura más tiempo durara.
Y aquel Día el Mundo quedó reducido
A las dimensiones de una estrecha Cama,
Donde el Sufrimiento mató a la Esperanza.
Ya envidia no daba. Sólo daba lástima.
Quién tanto corría, se paró muy pronto.
Quién tanto corría., ¡ya sólo era un Cojo
Que andar por sí sólo ya nunca podría! 4.
Tenía doce años y caía Enfermo.
Deprisa los años han ido pasando.
Deprisa camino hacia los ochenta.
¡Cuantos, cuantos años, andando y andando
Gracias a la ayuda de mis dos Muletas y mi Bota de Alza
Que ya, desde entonces, siempre me acompañan! 5.
El tiempo iba pasando.
Mas mi Dolor conmigo se quedó,
Como si pretendiera hacerme compañía,
Y que con él por siempre conviviera
Todos y cada uno del resto de mis días.
Pero a vivir con él no pude acostumbrarme
Y mi Oración de Niño se me hizo Reproche y Rebeldía:
No valía la pena., no valía la pena,
Me decía a mí mismo,
El vivir una Vida que según la vivía,
Las ganas de vivirla me las iba quitando.,
Las ganas de morirme me las iba agrandando,
Mientras iba soñando, con la Fe y el Candor de un Niño cuando sueña,
Que, quizás en El Cielo ya estaría Dios esperándome
Para jugar al fútbol conmigo y con los Angeles. 6. Lento pasaba el tiempo. Las horas no corrían,
Que a todos los Relojes los para el Sufrimiento
Para que al no pararse prolonguen y agudicen tu Agonía.
¡Que profunda Tristeza la que mi Alma invadía!
¡Qué solo me sentía y qué solo que estaba!
Nadie, nadie podía darme la compañía
Que las cosas perdidas tampoco ya me daban
Ni darme ya podían.
Jugar, jugar veía a mis Amigos,
Pero jugar, como Ellos, ya nunca más podría.
Sólo mi Soledad., sólo mi Soledad me acompañaba.
Dios, que está en todas partes., Dios que está en todas partes,
Entonces, ¿dónde estaba?
¿Por qué, si era Mi Padre,
Así me abandonaba? 7.
Quedé sin Juventud. Envejecí por dentro muy temprano.
Según me iban brotando mis primeros Amores
De Loco Adolescente apasionado,
Esos mismos Amores me iban condenando
A hacer de mí el más Viejo de los Jóvenes.
Nada esperar podía ni nada ya esperaba.
Sólo temerle al paso de los años,
Que venían privados de esperanzas.,
Que llegaban cargados de pésimos presagios,
Que me iban hundiendo más y más cada día
En las amargas aguas del Mar en que me ahogaba,
Y sabía., sabía, para mayor suplicio
Que nadar no sabía. Que irremisiblemente me ahogaría. 8.
Más cuando por ahogado ya me daba,
Como por un Milagro inexplicable,
No terminé de ahogarme.,
No terminé de ahogarme. ¡y me salvaba!
Pero como salvarme no quería,
Aún sigo preguntándome:
¿Quién, por qué y para qué corrió a salvarme?
Sólo Dios, sólo Dios lo pudo hacer.
Pero, ¿por qué lo hizo y para qué?
¿Lo hizo por mi Bien? ¿Lo hizo por mi Mal?
Como no lo sabía, así me contesté:
El Tiempo y sólo el Tiempo, seguro estoy de que me lo dirá.
II. Días de Gozo y Esperanza. 1.
Fue pasando el tiempo y el camino andado
Vuelvo a desandar,
Con la lejanía que nos dan los años y nos trae la edad.
Y vuelvo a mirarme y a decirme vuelvo:
Si andar no podía, ¿cómo es que he llegado
Dónde estoy, a estar?
Por camino oculto, lo que fue quitándome, Dios me devolvía.
Y de mi hizo Otro. Y Otra fue mi Vida.
Sufrí mucho, os juro. Pero ya no sufro.
Ya sólo camino, mirándome al Alma, sin mirarme al Cuerpo.
Porque así voy viendo todas mis Virtudes
Sin ver mis Defectos, aunque tantos tengo. 2.
Santo Apóstol Santiago. Apóstol Bien Amado.
Todos, todos los años, siempre que vuelve y vuelve
La memorable fecha del Día de Tu Santo
A mis recuerdos vuelve,
Como un recuerdo más, la grave Enfermedad
Que me tuvo a las puertas de la Muerte.
Y vuelvo, al recordarla, a revivirla,
Para seguirla, así, conmemorando
Cuantos años aún viva. 3.
Gran Apóstol Santiago. Hermano de San Juan. Hijo del Trueno.
Santo Patrón de España. Orgullo, Honra y Reclamo
De la monumental, bella, gloriosa y santa
Ciudad de Compostela.
Gran Apóstol Santiago, Faro y Luz de Occidente,
Que a tu Tumba camina por Camino de Estrellas.
Gran Apóstol Santiago: Por seguirle a Jesús, dejaste todo
Por seguirle a Jesús todo lo diste. Te quedaste sin nada.
A tus Cosas dejaste, para que a ti tus Cosas te dejaran.
Y así, libre ya de ellas, libre para seguirle te quedaras,
Pues todas, en siguiéndole, sabías que ganabas.
Y porque no tardaras en ganarlas,
A Jesús se acercó tu Madre un día,
Y anteponiendo su ambición de Madre
A la Misión que Cristo te ofrecía,
Tuvo el atrevimiento de pedirle
Que de los Doce Apóstoles que erais,
A tu Hermano y a ti por primero y segundo os eligiera
Y a su derecha e izquierda os colocara.
Frente a las pretensiones desmedidas
De tu ambiciosa Madre,
Jesús le recordó, que jamás en Su Reino,
De Servicio y de Entrega a los más Pobres
Ni la Riqueza ni el Poder serían
Tenidos como Títulos de Grandeza y de Honores.
Frente a las pretensiones desmedidas
De tu ambiciosa Madre, Jesús le recordó
Que en Su Reino de Amor y de Servicio
El que más ama es el que más vale,
Pues solo el que ama acepta el Sacrificio
Que es hacer de su Vida,
Donación y servicio a los más Pobres,
Y al aceptarlo se hace,
Aunque sea el más chico, ante Dios el más grande. 4.
La Lección y el Ejemplo, que con su propia Vida,
A tu Hermano y a ti Jesús os daba,
Hondo caló, también, en vuestras Vidas.
Tanto, que le jurasteis, seguros y arrogantes,
Que el Cáliz que El bebiera, beberíais.
Muerto en la Cruz Jesús, y ascendido a Los Cielos
A sentarse a la diestra de Su Padre,
Por fin sonó en La Tierra el momento anunciado
De anunciarnos a todos
El Evangelio de la Buena Nueva.
De anunciarnos a todos
La sublime Doctrina de Su Reino.
¡Jamás de Anuncio alguno,
Tan colmado de Amor y de Esperanza,
Tanta necesidad el Hombre tuvo!
Esa Necesidad tú la sentiste,
Santiago, con tal ímpetu y tal fuerza,
Que entregaste tu Vida
A la Santa Misión de propagar Su Reino.
Y atravesando el Mar Mediterráneo,
Llegaste a Finisterre
Que era el fin de la Tierra conocida,
Para que en todos los confines de Ella,
El Anuncio de Cristo resonara.
Hoy España te debe, Santo Apóstol,
Todo el Amor que España a Cristo tiene. 5.
Santo Apóstol Santiago:
Cumpliste lo que a Cristo prometiste
E hiciste de tu vida,
Ofrenda permanente y duro sacrificio.
Defendiste a los Pobres. Te enfrentaste a los Ricos,
Con el Verbo encendido del Santo que, por Santo,
Ni teme ni le asusta que le acusen
De Peligroso Revolucionario,
Si su Santa Misión, así lo exige.
Y en pago a tanto Amor como le diste,
Cristo te concedió el privilegio honroso
De ser, como querías, el primero de todos los Apóstoles
En dar por El tu Vida.
De ser, como querías, el primero en seguirle en Esta Tierra.
De ser, como querías, el primero en llegar con El al Cielo. 6.
Santo Apóstol Santiago: Fue el Día de Tu Santo cuando caía Enfermo.
¡Qué feliz coincidencia!
Déjame que me crea, solamente por eso,
Que fue un Regalo tuyo mi Cojera.
Dios eligió Tu Día para hacérmelo.
Y yo te elijo a ti por Medianero. 7.
Santo Apóstol Santiago:
Para ganar el Santo Jubileo
Peregriné a Tu Tumba
Cuantas veces Yo pude,
Y postrado ante Ti te di el Abrazo,
Que por tu Mediación,
En Los Cielos un puesto me asegure
Junto a Ti y junto a Dios. 8.
Santo Apóstol Santiago:
Déjame que mi Vida
A tu Vida ligada la imagine.
Y sea, así, más Vida, cuanto más a la Muerte me aproxime
Al paso inexorable de los días.
Y cuando el Día de mi muerte llegue,
Seguiré recordando
Que yo caía Enfermo
El venturoso Día de Tu Santo.
Y ya en el Cielo, te daré las gracias
Que en Esta Tierra, desde el Día aquel,
Nunca dejé ni dejaré de dártelas.
Datos del Poema
  • Código: 348217
  • Fecha: 24 de Abril de 2011
  • Categoría: Dolor
  • Media: 5.64
  • Votos: 61
  • Envios: 0
  • Lecturas: 1,771
  • Valoración:
Datos del Autor
Nombre: luis de la morena
País: EspañaSexo: Masculino
Fecha de alta: 23 de Septiembre de 2010
Ver todas sus poesías
Comentarios


Al añadir datos, entiendes y Aceptas las Condiciones de uso del Web y la Política de Privacidad para el uso del Web. Tu Ip es : 18.223.107.149

0 comentarios. Página 1 de 0
Tu cuenta
Boletin
Estadísticas
»Total Poesias: 99,627
»Autores Activos: 4,260
»Total Comentarios: 47,522
»Total Votos: 9,266,099
»Total Envios 159,596
»Total Lecturas 142,892,756

© HGM Network S.L. || Términos y Condiciones || Protección de datos | Política de Cookies