En el cielo esplendorosa,
brilla en las noches la luna,
le canta nanas en prosa,
a una niñita en su cuna.
Es la niña de una estrella,
que marchó fugaz al cielo,
era una hermosa doncella,
usada de caramelo.
En aquella esquina oscura,
la sorprendió un caballero,
quien le robó su dulzura,
como el peor bandolero.
Perdió el brillo de sus ojos
y su sonrisa agradable,
de sus lindos labios rojos,
que la hacían deseable.
Una carita preciosa,
le devolvió su alegría,
el regalo de una diosa,
por ella todo daría.
Daría su propia muerte,
por regalarle su vida,
así terminó su suerte,
dejando escrita su herida.
La luna guarda un secreto,
sangre azul tiene la niña,
su padre calla discreto,
evitando cualquier riña.
Mientras, su hija pasa penas,
viviendo con aldeanos,
su sangre lleva en sus venas,
pero no sus sucias manos.
Duerme, mi princesa duerme,
que un ángel cuida tu sueño,
con su ala de amor enorme,
hacia tu cuerpo pequeño.
Serás reina de tu tierra,
heredarás la corona,
ganando tu propia guerra,
toda hecha una mujerona.