Le indique la coordenada del rincón.
Trate inútilmente mostrarme sereno,
adolezco de valía. En el ocaso e invierno
de mi vida, aun carezco de valor.
Hasta mi alma se inundo de inquietud,
al hallar las nunca palabras no dicha.
Alzó asía mí sus ojos llenos de dicha,
demostrándome una vez más su virtud.
Esa pureza se reflejaba es su rostro,
al derramar esa lágrima lleno de alegría,
alejándome del espanto, quien lo diría.
El miedo que sentía como siniestro,
por esconderle mi amor inconfeso,
ella redime en mí valor, con su dulce beso.