LA PALOMA

El sol vuelve a salir

tras una noche estrellada

no puedo dormir

dando vueltas en la cama.

Desistiendo luchar por la vida

la paloma asoma en el balcón, 

con su mirada se adivina

que clavado tiene el perdigón.

Su ala permanece atrapada

el cepo su vuelo truncó, 

su vida acabando se haya

con la dulce salida del sol.

El lloro amargo de los pajarillos

añorando el cuerpo de su mama

rompe el silencio de la conquista

que como cada día intentó lograr.

Con el resplandor dulce del mediodía

y su amargo y sediento calor, 

la paloma cayó con la brisa

aterrada y dura del dolor.

Pobrecita palomita, 

pobre, pobre a quien dejó, 

cuatro crías huerfanitas

que ahora lloran con ardor.