Modelaban sus manos
el rostro perfecto,
casi terminaba
su obra maestra,
suspiró profundo
el escultor y dijo:
-tú seras la Venus
que esperaba mi alma.
Atras se quedaban
largas noches-largas,
insomnios de vino,
tabaco y yeso,
afuera el día
reventaba en albas.
Fue grande el siléncio
que siguió a su obra,
no tocó más yeso,
no amasó más barro
huyó de la arcilla,
tan solo vivía
mirandosé en ella.
Ella que desde lo alto
de estatua tan bella,
no vió en esa aurora
la razón perdida,
ir hacia la noche,
la noche más negra,
comenzó a escribirle
palabras muy bellas
a hablarle de mundos
que conquistarían,
le contó su vida
la partió por ella.
Y ella desde la frialdad
inconmensurable de saberse bella,
no bajó sus ojos,
no miró las manos
ni siquiera el rostro
de aquel que la amaba,
y al perder su juício
le donó la vida.
Pobre el escultor
venido a poeta,
no notó que el cuerpo
y el rostro perfecto
pasó por su lado,
y en un solo abrazo,
en un simple beso
le partió el pecho,
se llevó el aliento,
se fue sin hablarlo,
se perdió en la vida.
Y-hoy anda el poeta
se le muere Mayo,
la razón perdida,
buscando su Venus
la misma que un día
le robó su vida,
escapó al mundo,
y por ser muy bella
jamás mira a nadie,
solo piensa en ella.
avelino
10/05/99
03:50Hs
Córdoba R.A