Ayer te conocí, estabas bella,
un poco temblorosa al conocerme
radiante yo te vi; como una estrella
Que ilumina mi alma, y solo al verme
sentí como temblabas de ilusión.
y no sabías mi amor como ofrecerme.
Lo más hermoso de tu corazón,
yo te miraba y no podía remediar
contener en mi la sensación.
De la dicha de verte, y sin hablar,
te di los tres besos que enviaba
como flores que adornaran el lugar.
Del ferviente amor que deseaba,
el primero fue a rozar tus lindos ojos
el segundo do tu boca me invocaba.
Y el tercero a libar tus labios rojos
y al sabor delicioso de tu boca
ya sumido en la pasión de mis antojos.
El amor más sublime mi alma invoca,
a desearte, y conocerte en la ternura,
que el amor de tus besos me provoca.
Y al cogerte vida mía por la cintura
el amor en nos saltó desenfrenado
tierno, suave, dulce y sin cordura.
Me dijiste;- Ven a mi, mi bien amado,
ven, mi amor, que te done este querer
que me abrasa por el tiempo que he soñado.
En llegarte alma mía a conocer-;
al instante sentí la exaltación
de mi alma do tembló todo mi ser.
Que libaste con tus besos de pasión
Mi Blanquita en esa noche de locura
mientras tu alma estremecía de emoción.
El poeta
desconocido.
2/5/013