Conozco a un hombre bueno
su nombre no lo daré,
que cumpliendo está su sueño,
de ayuda, de amor y fé.
Aunque él era diferente
cuando ésta historia empezó,
cambiando radicalmente,
su vida modificó.
Solía ser rudo y vano,
muy déspota y egoista,
que siempre andaba buscando
todo tipo de conquista.
Pero el tiempo lo sacude,
le va aclarando la vista,
le surgen enfermedades,
y le brota lo altruista.
Reconoce perder días
en cosas sin importancia
y administrando su tiempo,
le busca sacar ganancia.
Ahora entrega cuando puede
lo que Dios le ha concedido,
consejo, tiempo y dinero
a quien se acerca a pedirlo.