Tal vez se haya perdido una parte de mí,
tal vez la haya secuestrado otra,
lo mismo es solo euforia efímera,
pero mientras continúe el sendero
no pienso bajarme del burro.
Ya no hay fechas especiales,
ni ganas de que las haya,
me las apaño bien solo,
sin estrés,
no necesito una defensa externa,
tampoco nadie que acarree mi peso extra.
Subo y bajo con la facilidad de un sherpa,
cuando te aclimatas al entorno
los obstáculos se sortean con agilidad,
si eres capaz de apartar el velo de estiércol
detrás puedes ver cosas increíbles.
Positivismo barato llamaba yo a esto,
engañarse y andar ciego. . .
La mejor definición que puedo darle es:
egoísmo necesario.
No puedo cambiar el mundo,
por eso me ocupo de mis asuntos
y de los de las personas que me atañen,
el ajetreo de los demás lo dejo aparte,
me interesa en su justa medida,
si tuviese que preocuparme por cada vida
me volvería completamente loco,
la supervivencia tiene reglas comunes
para todos,
o estás dispuesto a aprender nuevos trucos
o estás muerto,
ley natura. . .
Seguramente sea un gran iletrado,
una pequeña cucaracha,
y como tal,
sé moverme e inmiscuirme,
me he criado a tortas,
sin lujos,
con la humildad de la clase baja.
Podría haber sido mil veces peor,
podría estar vendiendo droga,
podría ser adicto a ellas,
podría estar robando a los turistas
que caminan descuidados por mi ciudad,
pero no es ese el método correcto,
soy otro tipo de buscavidas,
ni ángel ni demonio,
equilibrio y conciencia tranquila,
la grandeza de la insignificancia. . .
No hay drama,
cuando te alejas de él
te trata como a un extraño,
doy las gracias
por disfrutar de esta imperfección.