La soledad como máximo presente
que te hace sentir como brisa
ante las inclemencias atmosféricas, notando
que eres distinto, que el frío pasa de largo,
que no te ha visto y que te ha dejado la tarjeta de visita
que con el viento se ha presentado a tus pies
y la coges y guardas perdiendo la oportunidad
de un día soñado, de sentir el viento en la cara.
Simple como un juego de niños, o lo coges o lo dejas.
Y yo lo he dejado todo, me queda rendir cuentas
y ahora no me salen las lágrimas, nunca aprendí.
toda respuesta está en mi interior y está lleno de dudas
y de malestar, y el silencio es su defensa.
Se hincha poco a poco y con esta desazón
no advierto la dirección a tomar,
teniendo que enseñar la carta recogida
pero no encuentro respuesta a algo
que no podría defender ni apreciar.