Autor: Rolando Manuel Anicama Zapata
A las vÃctimas del 15 de agosto.
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Amanecer tenso que intranquiliza el paisaje citadino,
geodinámica superficial inexplicable, anómala;  Â
nube terrosa indefinida de un solo cuerpo que cruza
el celeste manto descolorido, opaco, y turbio;
áspera humedad como tronco enjuto sin lÃquido vital,
viento estático, detenido, sol anérgico sin brillo negando vida.
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Impacto de rocas colosales en costas vulnerables,
destellos fulgurantes que platinan el oscuro atardecer,
bajo mar sereno que se transmuta en torbellino,
ondulada energÃa destructiva, vaivén creciente e interminable,
reiterada intensidad que doblega toda resistencia,
impulsos irracionales que no respetan la creación de Dios
ni la miseria de los desvalidos, vistiendo de agonÃa y muerte
aquella noche sin suerte.
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Piel escindida, sangre derramada, cuajada por polvo y detritus,
miembros fraccionados, soportes inútiles de cuerpos dolientes,
sustancias amadas diluidas entre escombros letales, Â
sufrimiento y tiniebla inesperados, miedo y terror, terror y miedo;
fosas profundas en tierra fértil para el reposo terrenal,
heridas seculares en nuestras tristezas para el recuerdo espiritual,
sepulturas obligadas por la naturaleza desbordada y la improvisación ritual.
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Ica, 06/09/2019 – 03/01/2020