Ya son intolerables
la mentira y la farsa,
la traición, el engaño,
la falta de verdad;
cómo poder vivir
ocultando a la gente,
lo que debo decir
y tengo que callar.
Tratando de pensar muy bien
lo que hay que hablar,
buscando mil respuestas
antes de preguntar,
recuerdo exactamente
el tiempo y el lugar
donde ha empezado todo,
lo que debí evitar.
Por creer en palabras
dichas sin fundamento,
porque así yo lo quise,
ignoré mi lamento
que me gritaba fuerte
el retirarme a tiempo.
Ahora, ya es un pecado,
aunque quise evitarlo,
no solo de palabra,
de acción, de pensamiento,
de omisión y de obra
y también, de sentimiento.