Yo ya no sé de los golpes

Hay golpes en la vida, tan fuertes. ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma. ¡Yo no sé!
César Vallejo
Yo ya no sé de los golpes
que hoy se pintan de noches
Yo ya no sé de golpes
que hoy se pintan de días
porque duermo con el hambre en mis entrañas
en donde anidan vacuas alegrías
y el génesis brota en sus miasmas una y mil veces
para ser nidal zurciendo
el sopor de mis alforjas ausentes.
Yo, ya no sé si soy muerte o vida en eslabón
pues en confesiones últimas
mi dolor ha huido por mares de luciérnagas
dibujando pasos de alegrías ignotas
cabalgatas de falanges enjutas
por eso es que yo no sé si fui dolor de mi muerte
o si muero por ser dolor de ausencias.
Yo ya no sé de golpes ni miserias
ni de odios de dioses sin altares
ni de grescas por migajas
de trigal en danza fieral
de resacas del sufrir
en donde aguardan todas mis angustias
no, no: yo ya no lo sé.
Yo ya no sé de las almas que fui
ni del pozo en el que no se esconde mi dolor
porque mis aullidos al eco del silencio
hoy irrogan un nuevo lenguaje
para hablarle con ese idioma ausente.
Por eso hermano, por eso;
es por eso mismo que yo
ya no sé
de llantos
ni pesares
y si la vida llegara
hoy
atiborrada
de golpes
solícita de ayeres,
entonces mis mañanas
serán negros crespones en el látigo del fuego
y entonces y después de todo y de nada,
¿para qué quiero fundirme a la nada,
si los pies del madero hoy me piden
ser clavo en calzados?
París, 2 de octubre de 2009
© Gloria Dávila Espinoza