No hace muchos años
tenía una gran ilusión,
compartir décadas
al lado de una bella flor.
Quizá fuera un sueño
o un deseo ilimitado,
pero creía en ello
como el único posible lado.
Entonces vives en el cielo
o caminas en la tierra,
respirando nuestro aire
motivando los deseos.
¿Qué eres para los hombres
sino una sueño sin final,
qué eres para mujeres
sino competencia desigual?.
¿Qué dios se privaría
de mirarte sin suspirar,
de tenerte como paisaje
sin luna que envidiar?
¿Qué estrella más cálida
aguarda tu corazón,
cual brillo tan impávido
como la luz del sol?.
¿Qué magia de libros,
los conjuros no crean malestar
como tu solo pensamiento
que ruboriza hasta suplicar?.
Entre todas las divinidades
o símbolos de religión,
me inclinaría a tu sombra
que la veo más superior.
Con esos diamantes,
sin aparente color,
los humanos llamamos, ojos,
son los sellos del amor.
Acompaña con rítmica dulzura
mecida por el viento,
tu cabellera desnuda
anida la hermosura.
Exquisita la soltura,
balancea tus caderas,
deja abierta la puerta
a los piropos y flores bellas.
Por ultimo, la brújula
que son tus labios, como faro,
orienta al soñador en paro
y es guía en los sueños vanos.
Qué maravilla desconocida,
me convierto en descubridor,
cuando halle este tesoro
que es distinto y sin dolor.
Agua latina con ondas
en superficie de claridad,
guardas felicidad densa;
pero es un sueño, nada más.