Me he casado con la mujer de mi vida.

Me he casado con la mujer de mi vida
sin anillos, sin bronces, ni papelos,
con un cura pequeño sin sotanas caídas
a la distancia rala de océanos paralelos.
No hubo fiesta, ni arroces a la salida
solo un puñado de ebrios testigos,
con los ojos ardiendo y en cada bebida
el reflejo nuestro sepultando el olvido.
Y si no se cree esta historia inducida
por unos seres que caminan enamorados,
sé que me he casado con la mujer de mi vida
y es lo único que me ha importado.