Este es mi templo
A la otra cara de la moneda,
Una definición
Más que eso la otra verdad
De mi contradictoria,
Pero vital existencia.
En verdad,
Se olvidaron de las circunstancias,
De las diversas compañías,
Del poder de la asimilación,
De contrarias teorías
A la ética profesional,
A las adversas ideas
De la tradicional teología,
Al mismo hecho de la expresión social.
Soy capaz de mucho
y, a veces, no soy capaz de nada
capaz de romper en pedazos
el cristal de la formalidad,
de pecar solemnemente
en el eterno silencio.
Quisiera de pronto
Separar las aguas de los océanos,
Parar el viento
En su interminable caminata,
Desafiar en vil reto
A las fauces mismas del infierno;
Contrariar sin sentido
Apocalípticas versiones;
Caer luego entonces
En miedo sumiso,
del delirio total
En la plena conciencia.
Soy malcriado por naturaleza
Y temeroso por vocación,
Un odio criado
Sin lógica de existencia
Y un miedo que llevo,
Sin razón de ser,
Odio contra el destino
De la ignorancia y el silencio,
Contra la miseria,
Vil vestido de la pobreza.
Malcriado en ideas,
De contrariar el sentir
Del magno pensamiento,
De la élite dominante,
Temeroso de su cruel,
su cruel defensa,
de la desconocida sapiencia
de un ser más allá de la muerte,
temor a la vida
que cae sin sentido.
Soy así de contradictorio,
entre el odio y el temor.