Entre estas cuatro paredes. En esta sala,
El respeto silencioso campea entre nosotros.
Cada uno tiene sus historias detrás,
Una familia, tristezas, alegrías.
No todo es lúgubre en este lugar.
Aquí se siente el amor, de un modo misterioso,
La preocupación de unos con los otros,
De aquí salen verdaderos héroes.
Te cuentan sus historias, y las lágrimas
Tienen su propia libertad.
Aquí no son atosigadas por retraimiento.
No existe el orgullo, y el ego
Se evapora en el exhorto cálido
De cada uno de nosotros.
Una mirada, un guiño, son suficientes,
Para que la música de este lugar
Trence su nigromancia con nuestros corazones.
Y cuando el suero, irrumpe dentro del cuerpo,
Notas cómo la salud se desentiende
Tras esas puertas, esperando a que salgas.
Mientras el dolor arde, y te convida al desespero,
Siempre encuentras un ánimo
Tras un quejido insonoro,
Siempre encuentras un anhelo
Donde quedarte para que todo pase antes.
Los vómitos, las jaquecas, el insomnio, la flaqueza,
El cansancio. Creen que te vencen, hasta que un ensueño,
Aparece enfrente de ti, y te desdeña de tu cuerpo,
Y te lleva volando tan lejos, tan allende,
Que ni la mente puede toparte.
Y todo queda aquí dentro, son nuestros secretos,
Que se custodian para que allí afuera,
Los que te quieren dejen de estar inquietos.