Ansiosa brisa, oleada,
de mi pestañeo creada,
van precipitando estrellas,
sobre la noche azulada.
Las huellecitas alumbran,
una, tras otra pisada,
besando trozos de cielo,
queda la noche estrellada.
Sobre la mar y sus olas,
hay una huella marcada,
entre la mar y sus aguas,
hay una pisada ahogada.
La huella desde lo alto,
aprecia su cara en el agua,
sin embargo la pisada,
se ve en el cielo reflejada.
Pisada y huella se buscan,
la noche y el agua indagan,
para la pisada, cima azul,
para la huella, meta salada.
En el punto en que se unen,
la estrella del cielo y la ahogada,
entre pisadas y huellas, rastros,
la Luna, hermosa inventada.
Redonda brilla en el cielo,
ajena a lo que la ha creado,
al explorar la oscuridad,
descubre un fondo estrellado.
Y en un columpio de nubes,
la luna se balancea
y las estrellas se bañan
al ritmo de la marea.
Abanica su hermosura,
en una noche apagada,
pues las miles de estrellitas,
por la mar están bañadas.
Ahora está oscuro el cielo,
y el mar, lleno de pisadas,
y en la alta noche azul,
huellas quedan olvidadas.
No obstante, las fugaces,
que con los dedos, contadas,
se derraman desde el techo,
son huellas ya suicidadas.
Pues anhelan compañia,
la soledad, les rodea,
sin la luz de sus pisadas,
se arrojan a la marea.
Es tan fuerte el sentimiento,
de esa huella sin amor,
que cayendo va naciendo,
en ella, un rojizo ardor.
Por eso notamos la luz,
claridad, a piel de flor,
que en vez de apagar la llama,
la enciende con su dolor.
Hermosa tu poesia,que cuadro Tan amplio vieron mis ojos, una noche llena de estrellas cayendo en tristezas ,y soledad. Te dejo mi 10. ~~~~Luz Nereyda~~~