Como cautines

Cada vez que pasa el tiempo
nuestra temperatura se eleva
somos dos cautines hirviendo
que constantemente se alteran.
Las noches no son suficientes
para apagar nuestra avivada llama
siempre estamos impacientes
y buscamos temprano la cama.
Nos embriagamos con acèrrimos besos
que contienen el vino de la pasiòn
y enloquecemos con fuertes acezos
que tartamudean sin ninguna nociòn.
El entusiasmo se oye desde lejos
con ecos de saturados gritos
son persistentes y muy parejos
y emiten el relato de un hermoso rito.
Disfrutàmos de nuestros cuerpos con demasìa
en el deseo somos muy afines
explotamos pidiendo màs todavìa
como dos ardientes cautines.
FANTASÌA