Desde el cielo
veo las manchas de sangre
que aún no han sido borradas,
las manchas de sangre
que quedaron después
de aquel día de dolor.
Hay sangre en el piso,
sangre en las paredes,
Hay tanta sangre que podría
hacer una piscina llena de ella,
y así tu y yo tomados
de la mano, podríamos entrar
en ella y gozar de la vista ensangrentada
que rodea nuestros cuerpos.
Aún quedan las manchas desangre
que derramé al cortarme
las venas, sin compasión
alguna. Pensando en tí!
Sangre, sangre, ¡¡Sangre!!
Entonces, una mañana
se despierta la vecina de al frente,
chorreando sangre por sus poros,
ella muy asustada se lanza por
el balcón y muere.
En un instante se detiene el tiempo,
y solo tu y yo nos encontramos
en movimiento,
abrazandonos mientras
nos damos besos
ensangrentados, y al final,
yo con un arma y tu con tu con cuchillo,
terminamos asesinandonos una vez más
de lo mucho que nos amamos.