Las manos

La barca navega el río torrentoso
y las manos que bogan el navío
levan el ancla
y me conducen a través
de esas agujas que el tiempo
desanda e incitan al recuerdo.
Esas manos que se posan en mi alma
acariciando las mil y una arrugas
que se alisan solo con tu roce,
ya no son mis esclavas
ni me responden.
Ya no navegan las venturas
sino que anclaron en la tristeza.
El destino está marcado,
amar ya es desatino. Kintal