Dragones y Caballos

Yo digo este día
las estrellas han llorado rosas
en el corazón de sus mejillas
en manos que nunca harían daño_
sacuden juntos sus temblores
¡más fuertes que todo un caballo!
Yo diría este día.
Vuestros nacimientos latentes
lanzas de glaciares intrépidos, reinas blancas
risas de labios pronunciadas como los cóleras
y vibraciones divinas de estas almas
en mares verdosos
diría yo en vuestras andanzas.
Ella, desnuda plena luz de la vida
-siempre-
en suma_ una flor romero o lirio;
él. esperando en la plata de su orilla
que el alma calle y el silencio cante.
Ella llena de mundo, yendo y viniendo
por las encrucijadas del planeta, llena de los
artistas que dibujaban tu luz y aún,
él- posando sus ojos en el vestido negro-
donde la luz azul alienta, y ya dibujando la luna
perfiles inciertos de tus caminos, de las sendas
que labraste con tus huellas.
Ella poeta también de las cosas bellas,
como un sonido inaugural.
Un hombre capaz de labrar valiente y atento
al soneto del destino-tus manos lustradas
con la cera de una ternura invidiable
y forjadas en pasión.
¡Vamos! ¡Mujer! ¡Colocas orquídeas en tus árboles!
Mural abierto al mundo, descubriendo tus pies.
Siento como sientes el mar como buscando,
como queriendo saludar entre cada sol emergente
a tus olas calmas.
Filósofo, cómo llevas las palabras exactas a tu boca
también para mí eres poesía cuando veo tu mente
morder a Júpiter
y las piernas sujetas a tu tierra
tu tiempo extendido a galopar lejos- sin límites-
con un caballo blanco, a la carrera de la vida.
Ave humana a plena altura
con restos de niño en los bolsillos
el circo de la vida está entre tus pupilas--
¡Dulce espina! Clavada en el goce surtido
del destino y su lucha, viajera-
¡OH! Mariposa eléctrica
nacida entre giros de tierra- la voz cuando
todos temen alzarla_ tú- coraje. y él pasión.
Diría yo.
Esp reciso que pongan los oídos para que pueda
fabricarlos, las almas que me escuchen.
Porque uno será el mar y el otro galaxia
- la otra cara de este diálogo-