El cristo que detentas

Así como el desierto
con la aridez de los tiempos
separa. traicionero
el agua cristalina
de paciencia infinita
que alimenta en gotas
como palabras sinceras
De la tierra fértil
roja de vergüenza que espera
la llegada del día
para manifestarse fertil,
en plena sinfonía
del alimento que da
y recibe del cielo.
Así es el corazón que separado
de mente y boca
por aristocrático cuello
detentando el cristo,
que por ser no necesita
el oro de la vanagloria;
sino la coherencia de tus dichos,
no la sordidez de tus actos;
Por que no hermana la actitud
Con la pureza y la virtud
del antiquísimo libro
de la hora cero.
Por eso. .
Por eso espero.
si te nutres de "LA PALABRA"
.¡NO VOMITES FUEGO!
Edgardo Ruiz Beldarrain