En la endeble balsa improvisada
restos de un pedazo de tu barco,
Partido en mil trozos por un rayo,
aturdido y exhausto tu te encuentras.
Juguete del mar embravecido
a la merced de las olas te debates,
y tan pronto te encuentras en sus simas,
como trepas a lo mas alto de sus lomas.
Sujeto por la soga que te amarra,
consigues mantenerte a duras penas,
y no sientes profunda tu la herida,
que el pecho con la soga te desgarra.
Es tanto el pavor que a ti te envuelve,
que no notas el dolor de tus heridas,
solo sientes la soledad del alma,
rendida por la tormenta que allí brama.
Te desesperas y pides que haya calma,
que los luceros y estrellas aparezcan,
pero en el cielo también enfurecido,
solo los rayos y relámpagos estallan.
Poco a poco, la adrenalina cesa,
la fatiga reclama su trofeo,
y tendido sobre el trozo de tu barco,
te abandonas a la merced del viento bravo.
Aterido, herido y muerto de hambre,
despiertas con el sol dando en tu cara,
y aturdido miras al mar en calma,
no entendiendo muy bien lo que te pasa.
Pero pronto de ti tomas conciencia,
y tus ojos buscan el horizonte,
mas todo lo que alcanza tu mirada,
es el azul cobalto de sus aguas.
J.G.L.
Nunca habÃa leeido algo que me calara tan hondo el alma,escribes muy bello,además me identifico mucho con tu poema SIGE ASI!!!!!!!!!!!!!!!!!!