Una vez más mi lecho amaneció frío, resistiendo el temor de extender el brazo y no sentirte. El espacio se hizo grande y donde caben dos podían entrar miles; en ese sitio donde entrarían miles, en ese espacio donde se aceptan dos, nos complacimos siendo uno. Una vez más, pensar en todo o no querer pensar en nada, me lleva a tu recuerdo. Tendida sobre el lecho, el espejismo de tu cuerpo fundido con el mío; manos que recorren el talle y labios que humedecen la piel, provocan el frío intenso que soslaya el sopor de un final. Entrego lo excelso de mi pasión, plena; entregada con la sutileza del inmenso amor que me colma, ese que conduce a desear más alma que cuerpo, sin pensar en la necesidad eterna de un abrazo. Una vez más, rota la magia del momento vivido, divergen nuestros caminos; tu hacia el horizonte, yo hacia un rumbo distinto. No sé qué quieres, acaso mucho espero,más no dormita mi cuerpo y me regocijo en la quimera de tu sentimiento. ¡Si temes a mi sentir no extrañes mi pensamiento!.