Sentí la gran fuerza que me empuja,
A coger la pluma y decirte, gracias,
Gracias porque veo, el alba,
Y las cosas bellas que tú me regalas.
Estaba en silencio, como otra mañana,
Quería oír música que a ti me llevara,
Y, entonces sentí que el silencio cantaba.
Infinito tiene su voz el silencio, lloraba.
Es mi amigo que jamás traiciona.
¡Déjame vivir acariciándote! Le exijo a mi mente tenerte.
Que me permita no dejarte de querer.
Nadie como tu, sabe regalar una sonrisa amplia.
Cual perfil pulido, que invita a una caricia,
Copyright © 2010 - Ramiro Alvarez Cedeño