Mi amada amiga

Siete otoños han pasado
desde que te conocí,
aquella noche lluviosa
en que también te perdí.
Siete inviernos han llegado
desde esa noche increíble
cuando intente conquistarte
y un par de besos robarte.
Siete primaveras he pasado
amándote en silencio y esperando
el milagro de que un día te dejes amar,
de que un día tu cuerpo y tu piel
con tu permiso yo pueda besar.
Siete veranos también son testigos
que mi amor has rechazado y que solo has permitido
que me convierta en tu amigo . Por ello, ahora te digo: que cada vez que me llamas
para hacerme confesiones, en mí se enciende la llama que alborota mis pasiones.
Siete veranos y un día
te he visto llorar por otros,
te he visto darles tu amor;
llorando yo en mi interior.
Aquí seguiré esperando que el milagro llegue pronto:
que un día pueda besarte, y ante el mundo pueda amarte.
Ricardo Picó Mora