Nos parecemos en todo.
Nos parecemos en nada.
Vos hombre, yo mujer.
Vos padre, yo hija.
Dos seres diferentes,
dos seres idénticos.
Dos genéticas clónicas,
dos psicologías distintas.
Pero si hay algo indudable,
es que el amor que nos une
es realmente incalculable.
No apartés nunca tu mirada,
pues sin ella estoy perdida.
Sin ella no veo el camino,
sin ella no tengo guía.
No cambiés nunca esa mirada,
la que siempre me mira con orgullo,
pues mi gran miedo sería
que por algún estupido error,
esa mirada cambie algún día,
y ya nunca más poder sentir
que esos ojos verdes
me miran solo a mí.
El mismo orgullo
que sentis vos por mí,
lo siento yo por vos,
y en mi pecho no me cabe
toda la admiración y el amor
que guarda mi corazón,
porque sos un padre
que se merece todo lo mejor...