Hubiera querido decirte ...

Hubiera querido decirte
tantas cosas, madre mía,
pero ya no tuve tiempo,
no se presentó el momento
a la hora de tu partida.
Todo fue tan repentino,
tan súbito y doloroso,
que yo ya no tuve tino
para prever lo que vino
en ese momento angustioso.
Volaron así las horas,
las noches y las semanas
en una espera de siglos
y una oleada de esperanzas
que resultaron ser vanas.
Estaba escrito de antaño
en el libro de nuestra vida
la fecha de tu partida
de este mundo hacia la gloria,
poco antes del fin de año.
Y quedaron en pensamientos,
en lágrimas y en lamentos,
tantas cosas compartidas;
recuerdos de los momentos
inocentes de mi infancia.
De tus manos la fragancia
curándome las heridas
causadas por mi imprudencia,
tu lealtad y tu paciencia
por mí tan incomprendidas.
Lo sabio de tus consejos
impregnados de cariño,
de lógica y sensatez;
de tus sueños los espejos
ya rotos en tu vejez.
Toda una vida de luchas
de la cual fui fiel testigo;
tus penas, que fueron muchas,
tu apoyo y tus sacrificios
y tu amor para conmigo.
Hubiera querido, madre,
darte las gracias por todo
lo que lograste en mi vida,
cuando aún era el momento,
cuando aún estabas viva.
Hubiera querido decirte
frente a frente, de rodillas,
que perdonaras mis faltas,
antes de que sólo el viento
me escuchara mis palabras.
Pero lo que más me duele
ahora que te llevo dentro,
que tu ya estás en la gloria,
que no deja mi memoria
de pensarte ni un momento--
Es el no haber comprendido,
madrecita, tantas cosas
y un amor tan verdadero;
hubiera querido decirte
al menos ¡¡cuánto te quiero!!-
Eduardo Ritter Bonilla.
Miércoles 10 de Mayo de 1995.
29 de Diciembre de 1994, 10:05 P.M.+
HAY FECHAS QUE YA NO SE OLVIDAN JAMÁS.