Solo basto....

Solo basto aquel instante
donde sus miradas se entrelazaron
y sus pensamientos ocuparan la mente del adverso.
Solo unos pocos minutos
para que se dieran cuenta
que estaban vinculados sin quererlo.
Tiempo suficiente para entender
la huella que habrían de marcar juntos.
Mirada mutua que emprendió
a la comprensión
de la existencia de esos ojos andantes
en su camino.
Palabras comprendidas
ante el paso de sonrisas al mirarse
y encontrar una complicidad sin igual.
Mirada que aludían a caricias prohibidas
de un acto espontaneo e insensato
del despertar de los sentidos.
Pero solo segundos bastaron
para que aquella utopía
se desprendiera de sus manos al dejarla ir.
Porque al pasar la puerta
se fueron con ella
las miradas emprendedoras
que acabarían con la rutina,
que serían alas para el vuelo
hacia la libertad de expresión
de silencios seguros
y una resistencia a la incertidumbre.