Simbiosis

Simbiosis de substancias
que propicia la distancia
de este mundo virtual y almas
en completa oscuridad.
Clavo ardiendo al que se acoge
mi hemisferio central.
(pero sé que es el derecho,
no el central, más ya está hecho).
¿Y que más dá?
Sé que no es sólo la distancia
que separa nuestras almas.
Es la distancia fatal de la edad
que no puedo congelar para esperar.
Más con eso yo me empeño
en volcar todos mis sueños,
en alguien que pasará
por mi vida, que sin dueño
va buscando su inalcanzable mitad.
Y que más dá?
No hay opción. O te cojo o te me vas
con tu vacio y yo me quedo en el mío
suspendido de mi abismo existencial,
que sólo tú podías llenar.
Este amor no tiene ojos de verdad
que me miren tiernamente.
Sólo queda la mente en libertad
de soñar con tu voz y tu amistad.
Y tiemblo al no saber que durará.
Más, yo sé que pasara, fatalmente
dejándome cual navío encallado
en el olvido, pues ¿para que sirvo ya?
Y esa ilusión de ser uno cada mitad
es sólo humo que se va
Apagado el llamear
con tanta lágrima de llorar.
Ya no basta la amistad.
¡Lo quiero todo¡. Y si no,
¡pues no me va¡. Que para hablar
hablo yo sólo con mi propia soledad.
Y dónde estarás por la mañana?
Estarás en el primer sueño,
cuando voy a trabajar.
Y cuando vuelvo al hogar
Tú despiertas buscando un beso
que yo no te puedo dar.
¿Y cómo sobrevivir a eso?
¡Estoy que no puedo más¡
Pero no podemos hacer más.
Ni yo al mundo puedo parar,
Ni me puedo refrenar.
Ni tú puedes avanzar.
Y lamentar no haber nacido
más allá y estudiar
con los monjes cuando niño,
con una niña detrás, que miraba
mi manera de mirar y hacía un guiño
de complicidad mientras pensaba:
¡con éste quiero jugar¡
Sólo nos queda soñar.