LLuvia o lágrimas profundas y difusas,
marea de oscuros presagios certeros,
hielo en la sangre, escarcha que empuja
al desnudo cuerpo que habita mi estero.
Divinidad y augurio, paciencia y holocausto
virtudes del mal que hieren mi alma,
y tu, amor, que no estás en mi exahusto
pasaje de venas, de alcohol, de mi calma.
Oye el clamor de alucinógenos deseos
en mis venas tu parche renueva mi enjambre
el olor de "saudades", lo poco que veo,
rendido a mis pies, bordeado con alambres.
Mirame despacio y en la cima de la pendiente
que lleva al dolor, mas quieto y profundo,
deshoja mi piel, amor, y en tu vientre
mi corazón latirá cual un reflejo iracundo.
Liberar el corazón de la ilusión de un amor es un gran alivio para el alma. Buen poema. Saludos.