Licántropo

Los ojos de la luna en tu mirada
regalan la pureza de tu alma
Y con el misterio de la vida que nos vibra
vuelves a soñar donde te dejé dormido.
Acaso no mirar tus ojos negros;
acaso no palpar el alma en miradas efímeras
que se entrelazan y el tiempo se detiene
al encontrarnos en la constante universal.
Entre los hercios y la resonancia de tu voz,
entre el silencio y las palabras
que con sus decibeles me vuelve frágil.
En la acepción más pura te vuelves Ángel
en tu conmutación un lobo, sentado a mi costado;
tan lejos.