Después de caminar largo rato
un día bellamente soleado,
me dirigí a un pequeño río
en un campo lleno de flores
para refrescar mis pies en el agua,
Junto a mí, había un rosal
del que arranqué suavemente
un pétalo de blancura exquisita,
inhalé su aroma, lo acaricié
y en el agua lo deposité,
vi como la corriente se lo llevaba,
y al hacer una pequeña curvatura
entre unos arbustos surgió
una bella mujer que con su mano
delicadamente lo tomaba,
y al igual que yo, apreció su aroma
y dulcemente lo besaba,
mientras esto hacia
nuestras miradas se cruzaron,
y después de conocernos,
nació una sincera amistad
que con el tiempo creció
hasta jurarnos amor eterno,
por eso amo las flores,
y al ver los rosales
tengo un sentimiento muy mío,
pues hoy tengo un amor
por un pétalo, que dejé en el agua de un río. Autor de la Poesía: Gualberto Alcántara Olalde