Apasionadamente.
Locamente.
Fuertemente.
Frenéticamente.
Entre brazos anhelantes.
Besos estremecidos,
como extraños enloquecidos.
Sonrientemente.
Mordiéndote.
Nos da igual la hora.
Aferrándote.
Hincándote.
Amándote a muerte.
Comiéndote.
Saboreándonos.
Exaltándonos apasionadamente.
Temblorosamente asfixiándote.
De mil posturas.
De espaldas,
de frente.
Alejándote,
de nuevo acercándote.
Eternamente,
lenguas de plata quemándose.
No dejando viva ninguna vertiente,
de tu contorno ardiente.
Nocturnamente,
como dos errantes.
Entonces,
incrustadamente,
nos atornillamos,
nos apretamos,
nos derretimos,
nos desgarramos,
nos calcinamos,
nos abrazamos,
extenuados lentamente,
sudorosamente quedamos pensantes,
y ahí nada nos planteamos,
solo suspiramos jadeantes,
recorriendo con el pensamiento,
un paraiso relajante.