Para juzgarme, un día, Jesús Mío,
Me llamará Tu Padre.
Cuando ese Día llegue,
Tú, que Su Hijo eres,
Querré que estés delante.
Nadie mejor que Tú va a defenderme.
Nadie mejor que Tú podrá salvarme.
Cuando llegue ese día
Y esté sólo, por fin, ante Tu Padre,
Con mis manos vacías
Y temblando ante El,
Por el Amor, Jesús, que yo te tengo,
Por el Amor, Jesús, que Tú me tienes,
Dile que sea mi Padre y no mi Juez.
Si por amarme tanto, Jesús Mío,
Diste por mí Tu Vida,
Dile que solamente
Desde Tu Amor me mida.
Dile que cuando se ama, no se juzga.
Se perdona y se olvida.
Dile que el Perdonado por Amor,
Perdonando y amando,
Pasará ya su vida,
Pues Amor al Amor llama y convida.
Jesús Mío y Dios Mío,
Que mi Llanto de Amor
De mis culpas me lave,
El Día que Tu Padre
A Su Juicio me llame,
Y seas Tu, Jesús, quien me defienda.
Y vuelva a mi Tu Gracia
Traída por el Agua de mis Lágrimas.