Me gusta tu piano porque tus manos lo castigan
y tu garganta que grita a mil lenguas un ensueño en la mañana gélida que retoña el sudor,
y robarte un sueño porque si,
hasta que las guerras nos digan que podemos hacer el amor.
Me gusta el aura que emana tu silueta,
y que me robes la espalda de un tirón
y la pongas entre tus piernas,
porque a tus piernas pertenezco
y hacia tus piernas voy.
Me gusta la luz que lloran tus poros
y el ensalmo que acunas con fiebre a trasluz de la alborada
y por detrás de mi almohada,
con toda la brujería que el pasado te da.
Y me gusta que me mires
siempre con el mismo estupor de no creer verme,
y me ves desnuda y me gusta tu desnudez de la mañana,
esa del alma en duermevela y la carne mojada.
Asi es como me gustas,
y eso es todo lo que me gusta,
por lo pronto, te diría, no me gusta nada mas.
Salvo tu expresiòn endiablada
rugiendo como una estrella que aborto la madrugada,
en el medio de la paz.
Me gusta como soy presa de tus verdades,
cautiva en la belleza o en el mar
y verte después de perder el encanto,
o de haberme puesto en mi lugar.
Me gusta tu presencia en mis memorias,
de cuerpo entero y en soledad,
en el medio de la nada
con un brote de rosa en el pecho
y una brújula de cristal.
Es harto dificil definir lo que me gusta,
por lo pronto, te diría,
no me gusta nada mas.