Lluvia de verano

El sol se va,
Repentinamente se oculta
Dejando en el firmamento
Nubes negras
Deshojadoras de tranquilidad.
El viento arrecia su paso y
Sacudiendo los arboles
Rompe el silencio,
Gritando dice
La proximidad del aguacero.
Presurosas vuelan las aves,
A su seguridad,
Mientras que la gente
Se apresura,
Busca un bajarete
Para escampar.
Así pues,
Cae la pequeña brisa,
Rocía las flores
Y lava de los arboles
Sus polvorientas hojas.
Pasado los segundos
Se atorrentan
Las calles pavimentadas,
Se encharcan las cunetas,
Los tejados
Se inundan.
A ni derecha
Se empaña la ventana
Del autobús
Como llorando
Corren las gotas
Por las ventanillas.
Pero.
Podía divisar
Como la tempestad salpicaba
Y parecía brincar
En el correr
Sobre el asfalto.
En medio de la lluvia
Desafortunados
Hacen carrera
Con sus cabezas gachas
Y su remojada
Vestimenta,
Cualquiera se vuelve
Un atleta
Que en contra reloj
Esquivan charcas
Para llegar
A un punto seco.
Pasado los minutos
La lluvia no parece
Cesar, por lo contrario,
Tome fuerza
Y desata su ira
Sobre la pobre
E inocente tarde
De fin de semana,
Contra la tierra árida
Que agradece su llegada.
Se decolora
La rosa roja
Manchando el piso
Con su color sangriento
Haciendo notar
Lo mal
De esta lluvia
De verano
Tan falaz y atroz
Asesina del ocaso
Y la cálida noche.
Retumban rayos,
Y los truenos
Estremecen las nubes.
Nubes que se tiñeron
De gris
Ocultando su belleza
De cuerpo celeste.
cristopher antonio moraga
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