Todo lo tuyo...
me produce el sabor irrenunciable
sincero y perpetuo que la vida
me demanda,
la suavidad de tus voces,
el sentir profano
de una melodía ajena
a tus consecuencias,
el vértido incontenible
de poesías tuysa
y vanidades mías,
la razón de existir
en cada momento
de tus individualidades
y en el conjunto de nuetros
innumerables encuentros,
Todo lo tuyo, tal vez...
sea mío, y al despertarte
cada mañana me siento
tu hombre, y hasta
parece que el sol
me lee en tus pupilas
cuando malgasto frases
y no quieres escucharme.
Todo el tuyo...
es pasión y aventura, y
en ella vivo cada instante
de estas noches en vigilia.