Con los bolsillos vacíos,
sin dinero en la cartera
(y sin cartera también),
con un hoyo en los zapatos
y deudas por donde quiera,
yo camino por la vida
con la conciencia tranquila
y con el alma en primavera.
Mi interior lleno de sueños,
esperanza en la mirada
y en el rostro una sonrisa
que no me la borra nada;
el pelo suelto a la brisa,
voy por el mundo sin prisa,
el alma siempre enamorada.
Estoy en paz con la vida,
estoy en paz con el mundo;
este humilde vagabundo,
antaño meditabundo,
ha restañado la herida
de un dolor cruel y profundo,
por una ilusión perdida.
Hoy veo de frente el destino
que me tiene reservado
mi insospechado futuro;
sigo, dócil, el camino
que me ha sido señalado,
sin sosobras, sin cuidado,
con el corazón maduro.-
Eduardo Ritter Bonilla.