Locura

Hay seres, que pareciera viven

–si vivir se llama aquello-

vista perdida en la lejanía,

extendiendo la mano hacia el infinito

como quien la ofrece

recibiendo la caricia de la lluvia.

Hay una ausencia, un abandono,

desánimo en lo que hacen.

Hay obsesiones que parecen puntualizar

repetitivamente cada instante.

Son luciérnagas atrapadas en el instante

la vista fija en un lugar, en una luz

no les importa el calor ni el frío…

Envases vacíos,

dueños de un dolor inaccesible,

Consumiéndoles la vida

necesitados de cariño vital, de compresión

que nadie les puede suministrar.

Semejan un rítmico sombrío rumor nocturno.

Lacerante. Semejante a palmeras imperiales

se mecen suave, lascivamente,

o se quedan convertidos en estatuas

en una eterna meditación que atraviesa

la penumbra de sus almas.

Los hay de tipos y grados diferentes.

Algunos son agresivos, perversos en su oscuridad.

Otros, calmos, pasivos, expectantes

como sombras de nubes vagabundas

navegando ante un cielo impasible

Algunos más, son artesanales

–siempre están construyendo o destruyendo-

Los hay alegres, tristes, sensibles e insensibles…

Decepcionante es la burbuja

donde encierran su existencia

no son dueños de sus actos,

son hora sin tiempo, ausencia de trigo.

Hay un dejo de tristeza meciéndose en el aire.

encuentro la guarida perfecta

para refugiarme en el atril de estos tristes recuerdos,

He sido testigo del infierno en que se debaten

He presenciado su declive, esa deslizante agonía...

¡Que se conjunta y llega al fondo del alma!